La muerte de Dios y el superhombre me acompañan. Si asesino a Dios y quemo los rastrojos de mis valores, si construyo catedrales donde antes hubo mar, si pinto de blanco las paredes de mi cielo... si hago todo eso, renaceré. Con la fuerza de la tempestad. De la tormenta que alumbró el nacimiento.
Tres cabezas tiene el dragón.
Y el mío comienza a perder la única que tiene. Pierde el sentido, la razón y el corazón.
Pierde el aliento y la tristeza. Pierde con ello el dolor y el miedo.
A dónde volaron mis dragones, mis libélulas y mariposas.
A donde se erigen las ciudades de sal y arena. Donde, cuando no hablo, alguien viene a darme un beso. Y me devuelven la mirada los ángeles de espuma y humo.
Donde dices "Hola" y sonríes.
Combina mi día con un poco de café y alcohol, un "este es el renacer, la nueva oportunidad".
Y tu chaqueta blanca de lana, que sientes sobre la piel desnuda.
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