A veces, supongo que por la costumbre, se me olvida qué tengo.
Paso tanto tiempo entre esta luz que mis ojos se han acostumbrado a ella, y necesito sentarme un momento en silencio, mirándote, para recordar hasta qué punto tengo esta vida.
Y tú decías que no te gustaba tu nombre. Pero te he visto en cada gesto, en cada palabra y en cada idea. Y sé quién eres. Y sé lo que hemos construido, igual que sé que estaremos, tú y yo, siempre, en cualquier camino.
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