Es normal, toda esa gente que sufre. Cómo no van a hacerlo.
Deberíamos estar llorando todos.
La humanidad se ha perdido a sí misma.
Las personas y su odio, su egoísmo. Sus trampas de amor,
sus ojos de víctimas. Sus manos de verdugos.
Vivimos en una jungla,
matando,
y no por sobrevivir.
Es una cuestión de medallas.
Es normal, si te queda algo de alma,
si no quieres coger las armas,
estar devastado, arrasado,
perdido.
Es normal sangrar,
y otear el horizonte
buscando esa dama que nos guíe al final.
Y es que, señores,
no somos guerreros.
Ni hay batalla que pueda ennoblecer.
Tenemos todas esas malas personas,
esos juegos sucios,
esos victimismos rastreros
y sus tristes vidas
salpicando los rescoldos
de lo que fue fuego abrasador.
Es normal, si aún queda algo de fuego en ti,
haber llorado hasta desear ahogarte
por alguien que no eras tú.
Porque todo era muy gris
y querías rescatar las ruinas
de alguien que podía ser un héroe.
A nadie le importa la verdad,
de hecho, nadie quiere oírla.
Quien tiene voz,
y ojos
es un proscrito.
Todos quieren sus espejos de circo
para ser bellos y perfectos.
Adelante,
dulces asesinos.
Mártires y víctimas.
Aquí cada uno hace lo que puede
y ojalá fuese por sobrevivir,
pero no,
solo es una cuestión de cima
sin gloria alguna.
Es normal si no te han hecho uno de ellos
todos esos monstruos,
caer y no poder levantar.
Pero supongo que
es precisamente en estos tiempos de sangre
y negros corazones
cuando más se aprecian aquellos
que no se replegan
que no agachan la cabeza
que prefieren morir
a ser uno de ellos.
Cuando más se oye tu grito,
tatuarse los principios.
Hacen falta más héroes;
personas que tengan un camino
aunque estén perdidos.
No se trata de llegar a ningún sitio
solo de, al alcanzar un final,
poder, con orgullo,
decir que fuimos íntegros,
que erramos,
que perdonamos,
que creamos,
amamos.
Es el camino del guerrero
el honor
el respeto a uno mismo.
Porque ser esclavo no es una opción,
no nos cogerán.
1 comentario:
Vivimos en una guerra contra lo que no debería ser un constante batallar esclavos de los principios aprendidos bajo el bien ó el mal sin encontrar en nuestra torturada ese paraíso incompatible llamado paz. Ya que tendemos a cae de nuevo en el caos del ser.
Publicar un comentario