lunes, 12 de enero de 2009

Cosas-que-no-quiero-olvidar-nunca

- Hey -le dijo-, te dejas la bufanda -y mientras se la colocaba en torno al cuello le dio un beso.
Observó cómo se abotonaba con prisas el abrigo. Llevaba tanto tiempo queriéndolo que ya se había acostumbrado a verlo todos los días, y a escucharlo, y a abrazarlo. Por eso sabía que le echaría de menos justo tres segundos después de que saliera por la puerta; lo que tardaría en recordar sus ojos.
Él le preguntó si estaba bien, intuyendo que algo iba mal. Y ella asintió con la cabeza, mientras el pánico invadía su cuerpo al no ser capaz de desenredar el nudo de su garganta. Quería decirle que le quería antes de dejarle marchar, y sin embargo su voz había huído.

Cogió sus maletas, le dio lo que a ella se le antojó como el beso más fugaz del mundo, y cerró la puerta tras de sí.

Sólo entonces recordó cuánto le quería.



"Don't be scared, I found a good job and I go to work
every day, on my old bicycle you loved..."

*Es que hay cosas-que-no-quiero-olvidar-nunca*

2 comentarios:

Javier González dijo...

"¡Qué agonía! ¡Qué locura! ¡Qué barbaridad!"
amor en la ausencia, ¡cuántos besos de crueldad!
silencios contigo antes de marchar [bofetadas de piedad]

sueño de cristal dijo...

Y en un despiste de miradas encontradas, enredar un hilito de la dichosa bufanda al (dedo) corazón para no perder el contacto, para no perder su olor.