Observo mi abdómen. Las costillas insisten en su colonización aquí y allá. En el centro ¡sorpresa! un movimiento inesperado atraviesa el vaivén del agua que cae en esporádicos torrentes. ¿A dónde irá la que no veo caer?El corazón late, más rápido de lo que lo siento yo, a empujones con la respiración por el gobierno de mi vientre.
Pienso un poco en todo, y otro poco en nada. Mi mente funciona en un veinte por ciento.
Pero aunque llore o ría, bajo el agua cálida no puede alcanzarme el frío.
Este ahora es mi santuario.
Comienza el ritual de invocación a la primavera, donde el sol borrará la culpa y acentuará el deleite de las drogas; donde las duchas no necesitarán envolverme en su aliento de bruma para mantener mi cuerpo con vida.
Pienso en ti, de nuevo, en la ducha. Y aquí no puedo sentir el frío que deja la ausencia de tus manos.
6 comentarios:
Creo que esto es de lo mejor que has escrito desde que te leo.
La descripción de tu cuerpo, "la colonización de las costillas", me ha transmitido una extraña sensación de angustia.
Felicidades.
hay que alejarse de lo que nos hace daño..
hay que alejarse de lo que nos hace daño..
bendita sea
Apuesto que esta descripción, la escibiste despues de salir de tu Santuario (La Ducha), donde las sensaciones aun estan frescas en la memoria y la paz domina los segundos.
Muy Intimo, muy especial!!
Ángel ^^
Ambrosia? Vaya, como mi tia. No sabía que pudiera descorcharse (quitarse el corché?).
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