miércoles, 11 de marzo de 2009

Sanctuary


En la ducha, donde suceden la mayoría de las revelaciones esenciales de mi vida, bajo la cabeza, dejando que mi tormenta personal descargue su chaparrón en mi espalda, haciendo cascada en la clavícula, creando un oasis abstracto que muy pocos son capaces de apreciar.
Observo mi abdómen. Las costillas insisten en su colonización aquí y allá. En el centro ¡sorpresa! un movimiento inesperado atraviesa el vaivén del agua que cae en esporádicos torrentes. ¿A dónde irá la que no veo caer?El corazón late, más rápido de lo que lo siento yo, a empujones con la respiración por el gobierno de mi vientre.
Pienso un poco en todo, y otro poco en nada. Mi mente funciona en un veinte por ciento.
Pero aunque llore o ría, bajo el agua cálida no puede alcanzarme el frío.
Este ahora es mi santuario.

Comienza el ritual de invocación a la primavera, donde el sol borrará la culpa y acentuará el deleite de las drogas; donde las duchas no necesitarán envolverme en su aliento de bruma para mantener mi cuerpo con vida.



Una vez sobrevivida la hibernación, toca descorchar una botella de ambrosía.




Pienso en ti, de nuevo, en la ducha. Y aquí no puedo sentir el frío que deja la ausencia de tus manos.

6 comentarios:

Ferran Vega dijo...

Creo que esto es de lo mejor que has escrito desde que te leo.

La descripción de tu cuerpo, "la colonización de las costillas", me ha transmitido una extraña sensación de angustia.

Felicidades.

.A dijo...

hay que alejarse de lo que nos hace daño..

.A dijo...

hay que alejarse de lo que nos hace daño..

Yuki, Lord Nieve dijo...

bendita sea

Anónimo dijo...

Apuesto que esta descripción, la escibiste despues de salir de tu Santuario (La Ducha), donde las sensaciones aun estan frescas en la memoria y la paz domina los segundos.

Muy Intimo, muy especial!!

Ángel ^^

coco dijo...

Ambrosia? Vaya, como mi tia. No sabía que pudiera descorcharse (quitarse el corché?).