viernes, 10 de julio de 2009

ChildHood.


Recordó una escena, años atrás.
Volvió del colegio, se metió bajo las mantas de la cama de sus padres y cerró los ojos con fuerza.
Las lágrimas mordían sus mejillas, de esa forma incómoda en que se llora a veces, quemándonos más que purificándonos.
Dolía más la mentira que la verdad.
Quizás porque la mentira era esa verdad oculta que no queremos asumir, o quizás porque nadie llora por lo que es, sino por lo que no fue.
Permaneció debajo de las mantas, ásperas, cálidas.
Quería vivir allí, fundirse allí. Quería haber permanecido así para siempre, sin moverse, sin respirar, sin pestañear.

En algún momento indeterminado llegó ella, le preguntó el motivo de su llanto.
No recuerda qué contestó. Ni qué pasó después, ni cómo o de dónde sacó las fuerzas para salir de su tumba de tela.



Volviendo a casa, un día, pensó que le gustaría ser enterrada en un trigal, de esos inmensos en los que el cielo de oro líquido y la tierra se abrazan.

3 comentarios:

.A dijo...

un sitio inusual..

Kutxi dijo...

Excelente, como todo el blog.

Prometo volver, abrazo grande.

Kutxi.

Anónimo dijo...

Eh intente escapar de la soledad refugiándome en las mentiras de los otros, esclavizando mi alma en lagrimas infringidas y miedos.

Aunque seguí adelante cuestionando mi oscuridad, viví prisionero del tiempo para finalizar como otro pedazo de mi amada tierra.

Solo allí descubrí mi liberadora verdad, esa que solo tú puedes escuchar.

Ángel