miércoles, 22 de julio de 2009

Glassworker


El vidriero contempló desde la ventana salpicada de escarcha cómo su esposa bailaba bajo el vendaval, semidesnuda, a los ojos de cualquiera si a alguien se le hubiese ocurrido asomar sus narices más allá del acogedor calor del hogar.
El barro abrazaba sus pies descalzos, besando sus tobillos.
La lluvia y la nieve, por separado, lamían y perforaban, en ese orden, sus brazos, sus hombros y su cuero cabelludo.
Los hijos del vidriero dormían, inquietos, bajo sus mantas de pluma de ganso, de mejor calidad que la del resto de los niños que conocían.
Los eufóricos gritos de su madre hacían de canción de cuna para ellos.

El vidriero volvió la vista hacia su trabajo, junto al fuego.
La luna se mecía a través de las ventanas, y la mujer del vidriero lloraba... o quizás sólo fuese la ira de la tormenta sobre su rostro...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchos ocultan en la perfección de sus vidas, la infelicidad de sus almas.

Asi, como el vidrio noble materia se deja moldear solo soportando el calor intenso.... muchos podemos evolucionar solo viviendo al limite de nuestros deseos.

Ángel

tormenta dijo...

Qué curioso el ser humano, o mejor dicho, qué curiosos aquellos que no saben de pragmatismo... o bueno, por qué no decirlo, que curiosas somos las mujeres.

No podría haber dejado usted caer mejor nombre :)

besos y pólvora

pd. llevo un tiempo dudando si decirte que tu "first orgasm" es de lo mejorcito que he visto en mucho tiempo. No te me ofendas, pero, cómo lo soportas? me refiero a esa palabra tan fea que empieza por t y acaba por o