sábado, 1 de agosto de 2009

Tijeras, pelo, pasos, pasado.


Por mucho que me cortase el pelo no conseguía borrar el pasado.
Y no obstante aquello suponía una droga; una nunca salía contenta de la peluquería, siempre quería más y más corto, como si eso pudiese salvarla del abismo, como si aquellos mechones sobre el suelo pudiesen cubrir su pasado, sus pasos, sus pecados.
Cortarse el pelo era como el tiempo: un acto irreversible.
Volvía a crecer, eso decían todos, pero nunca se pisa el mismo suelo como nunca crece el mismo pelo...
Si se cortaba el pelo, dejaba encerrado un tiempo pasado.


2 comentarios:

k@T dijo...

Vaya, llevo sin cortarme el pelo demasiado tiempo...sobreviviré?

Ferran Vega dijo...

Pierdes tu fuerza... ¿Como Sansón?