como bailar
se trata de sacar del pecho
hacia el cielo
esa oración inefable
esas palabras de los ojos
sonrisas al sol
música en los pies.
Llenamos una habitación de verano
de libros
de instrumentos.
Allí duermen nuestros niños
los sueños estivales
las palabras
los lenguajes
Shakespeare y los mitos
Palahniuk y los héroes.
Una hora tras otra
se consumen los días
en el fuego de esta hoguera
que refleja sus llamas
en tus ojos de niño enamorado
del fuego
y del roble.
Pompas de jabón
anocheceres y amaneceres
domingos de viajes en el tiempo
y camas que engullen las horas.
Somos
enfermos crónicos
pacientes desahuciados
de un mundo loco y frenético
condenados a vivir
a contratiempo
mirando al cielo
y al suelo
cogidos de la mano
creando un mundo nuevo
escogiendo el camino
del oro
Una hora tras otra
se escapan las horas
en el viento de esta primavera
que se enreda
en mi pelo de niña enamorada
del cerezo
y del aire.
Música y mantas
noches y mañanas
sábados de ciudades de mentira
y cielos pintados en un lienzo.
Somos
enfermos crónicos
pacientes desahuciados
de un pasado de cicatrices
que se escriben en la cara
como muecas de dolor
y se convierten
en poco más que eco
bajo el hechizo de las manos
que sostienen
que tocan
que sanan.
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