De la parte de la primavera que es inmortal
llegan latidos de tierra
un hambre de besos voraz.
Rayos de sol una mañana de abril
colchones en el suelo
y ojos en el cielo.
Una lluvia suave y tibia
de pétalos de cerezo
enredados en el pelo
Bailar en las plazas y las tiendas
vestir en un carnaval perpetuo
descubrir cada día
la vida.
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