martes, 17 de marzo de 2009

Romeo loves Juliet


Celos.
Uno de los sentimientos más fascinantes del mundo.
Se trata de una muerte y resurrección, un paro cardíaco, una alerta roja, un naufragio en la orilla.
Los celos hacen sentir que se pierden sentimientos; es la alarma que salta ante la amenaza de una pérdida.Consiste en una muerte monotorizada, en un posterios pánico similar al experimentado por Romeo al regresar y encontrar a su hermosa Julieta exánime, postrada y con el aliento arrebatado de los labios. Podemos imaginar la desesperación que atenazó su cuerpo, desde la columna vertebral hasta los dedos de los pies; casi somos capaces de apreciar cómo, durante unos instantes, nuestro héroe deja de respirar, intentando emular la situación de su amada, llamando, de rodillas, a las puertas de cielo para arrastrarla a su brazos de nuevo, al centro de la tierra. Sí, podemos escuchar el eco de su llanto desgarrador, de su grito agónico.
Casi nosotros mismos queremos quitarnos la vida por tal causa ajena.

En eso consiste la experimentación de un sentimiento como los celos: el temor ante la temida muerte de lo amado, la reproducción fugaz de un mundo sin aquello que nos proporciona un dosis, tan constante, tan nimia, de felicidad, que nos proporciona, sin ser conscientes de ello, una perenne sonrisa. Su pérdida supone, por lo tanto, un duro golpe que nos transporte de nuevo a la realidad, sumidos en una nueva verdad reveladora, en un sentimiento elevado a su máxima potencia, en el resurgimiento de un calor que, con el uso y el tiempo, habíamos olvidado poseer, desarrollando inmunidad a él como desarrolla el corazón inmunidad a las partidas.



Nos encontramos, entonces, ante una escena que nos puede llevar, en un acto de demencia, miedo e imprudencia, a quitarnos la vida y perecer junto al lecho de nuestros sentimientos, sin llegar a ver despertar a la bella Julieta de su eterno sueño, y redescubrir lo dulces que eran sus ojos y lo reconfortante que resultaba su sonrisa. O, lo que es peor aún, observar el renacer sintiendo la vida huyendo a borbotones de nuestro cuerpo, por nuestra herida mortal.
Otras veces, en cambio, el breve receso del palpitar del corazón finaliza, dejando el gélido aliento de la parca suspendido en nuestra nuca; y tras la indescriptible alegría de ver levantarse los párpados del ser amado, el color del mundo cambia y olvidamos tantas cosas que incluso nos cuestra recordar cómo se conjuraba y ordenaba cada letra de un "te quiero".
Durante un breve periodo de tiempo volvemos a amar, a sentir y a latir.
Cobra vida la hiedra seca y se elevan las montañas en su rugido.

Y, después, descubrimos, en la calma, cuánto añorábamos la tempestad.

Hay quien ama por celos, hay quien muere y quien mata. Y, al final, ¿qué son los celos sino la máxima expresión de un sentimiento surgido de la fuerza ante la derrota definitiva?

"...His lips caress your skin...
it's more than I can stand."

3 comentarios:

.A dijo...

celos traviesos...

coco dijo...

Pues a mí los celos me dan miedo. Y las cintas adhesivas, también.

Anónimo dijo...

Buscar los caminos a la sabiduria, es encontrar los caminos al exceso y solo viviendo acorralado de los Celos se aprende que del Amor al Odio solo hay un grado de separación.

Lo repito una vez más, me encanta esa pasion con la que escojes tus palabras, eres Joven...pero muy intuitiva ^^

Te felicito Guri...!

Angel