lunes, 2 de septiembre de 2013

A circle that leads to nowhere

- La vida se gasta; quiero decir, que se consume, tío.
Y da otra calada al cigarrillo, casi quemándose los dedos.
No tengo ni puta idea de lo que está hablando.
- ¿Qué coño dices?
- Nada, joder. Bueno, no sé. Nunca es lo mismo ¿no?
- ¿Esto es por Nancy?
- Que no, tío, no tiene nada que ver con ella. Pero, joder, ¿no te das cuenta? Nunca es lo mismo.
- Es por Nancy.
- Es que necesito saber que cada vez será diferente.
- ¿Mejor?
- No, solo otra cosa.
- ¿Por qué?
- Porque si no, ¿qué sentido tiene?
El filtro medio chamuscado que sostenía se le cae de entre los dedos, dejando una mancha de ceniza en la alfombra.
- Claro, tío -digo, nada seguro de a qué me estoy refiriendo-, nunca es lo mismo. La primera vez, la segunda, la tercera... cada vez es esa vez.
- Nancy se ha ido, esta vez para siempre
- Que putada... -digo, sin levantar la vista de mis cordones manchados de barro- Estás mejor sin ella, era una zorra.
Empieza a vibrar mi teléfono en el bolsillo trasero del pantalón. Es ella. Es Nancy. 
- Eh, tío -le digo-, tengo que irme; es mi madre, ya sabes, con su puta locura seguro que quiere que vaya a abrir una de esas latas de judías que se empeña en comprar aunque no es capaz de abrir nunca...
Él asiente sin decir nada, mientras busca en los bolsillos interiores de su chaqueta otro cigarrillo. Tengo que controlarme para no echar a correr del calentón que llevo.


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