La emperatriz
señala ese hueco
entre las entrañas y el pecho
Sentada desde su trono invertido
me mira
me mira
Espera de mí lo que sé que debo entregar
hay un latido que se apaga
y le sigue la desesperación
hueca y silenciosa
de un anochecer
He pagado cien veces mi deuda
pero el futuro exige sacrificios
Lo prometo
me despido
si tuviese diez años menos
lloraría hasta quedarme dormida
Sigo siendo yo
Y mi casa sigue siendo mi casa
La misma historia una vez más
Y ya conozco su final
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