Las luces entrando a través de las pupilas dilatadas
la noche de terciopelo sobre nuestras cabezas
una sonrisa que no se puede deshacer
el mundo está en calma, levanta el vuelo la cabeza.
Todo encuentra su sitio, todo está en su lugar
viene la vida con sus olas que mecen y abrazan mi cintura.
Llega la paz en forma de frío de la mañana de un domingo
en sol de sábado al mediodía, en planes nocturnos.
Llega la vida en forma de luces tenues de barcos hundidos,
de bancos a flote entre la noche derramada de azul marino.
La belleza y el horror en el parpadeo de una vida
se diluyen en los días de verano y poesía.
Unas manos, unos ojos,
una piel y un pasado
que va quedando atrás,
lejano.
El presente es la luz y la paz,
curar.
Esta epifanía.