El cielo de un anochecer estival
en rosas y grises y dorados
regala su abrazo
y se derrama sobre nuestras cabezas.
Hemos vuelto a juntar las piezas
como quien se encuentra tras catorce años
distintas aguas
y mismo barco.
Sobra el recuerdo del invierno
Sobran las sombras de los años
Sobra la vida que es distinta
Sobra lo aprendido en el pasado.
Se abren en la noche
nuevos amaneceres,
balsas en las que naufragar
océanos en los que sumergirse.
Y trae cada amanecer
una sonrisa, un cielo azul y un sol radiante
El frío y el silencio
la paz y la luz.
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