Ese momento del día o de la noche
en el que se desdibujan los contornos
y se sumerge el mundo bajo agua
tibia y azul.
Sobre nuestras cabezas el oro y la luz
a nuestros pies la tierra que late
podría estar Lorca aquí
o podría estar en cualquier parte
en las flores y en los montes
en estos dos corazones.
La música y la ropa blanca
el aire cálido suspendido
se detiene el tiempo
anochece.
Huele la piel a verano
a sol derramado
a besos reposando.
En este momento entre el día y la noche
se abre un umbral
liminal.
Miramos al cielo y al suelo
nos cogemos las manos.
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