Apenas aprendemos nada de la paz
y nos quedan ahora, a la entrada del verano,
los días necios de sol.
Descansamos las cabezas heridas de ideas, de vida,
sobre un lecho de flores y luz
asimilamos el conocimiento obtenido
en las siempre derrotas de la batalla.
Volvemos a casa y traemos
una bandera blanca,
una camisa manchada,
el pelo al viento
en las verdes barandas,
trescientas rosas morenas
y una sonrisa de hoyuelos.
Volvemos de la guerra
para sembrar la paz
de las mañanas soleadas
y las tormentas estivales.
Apenas aprendemos nada de la paz
porque la paz es el tiempo de curar.
de volver a casa
de la guerra
con las cabezas llenas de ideas
de esperanzas.
Volvemos a descansar en esta paz inane
en el hogar,
cargados de vida donde antes hubo sombras,
bombas.
Traemos lo aprendido,
el valor de esta calma,
de esta piel
de esta luz.
Y aprendemos en la guerra
y aplicamos lo aprendido:
vivimos,´
reímos,
bailamos
en la paz.
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