domingo, 27 de diciembre de 2009

Beloved (o eso creemos siempre)




"Siento celos de todo lo que pueda apartarla de mi,
de todo lo que pueda siquiera hacerla dudar,
como aquel que protege su tesoro mas preciado.

miedos, miedos, miedos ...

Pero todo desaparece, cuando cae sobre mi pecho,
cuando pienso que las caricias y besos que le doy cuando está dormida
alteran sus sueños para dormir mejor,
cuando puedo abrazarla con la seguridad de que no se irá,
cuando sé que al abrir los ojos estará ahí atontada y tonta, recién levantada,
comenzando un nuevo día en el que me pregunto… que pasara?"


sábado, 26 de diciembre de 2009

BElong




Voy borrándome, poco a poco.
Hoy me han escupido las verdades a la cara, que no cunda el pánico, sé esquivarlas bien.

Puede que no tenga ni idea de lo que quiero.
Puede que no tenga ni idea de quien soy,
a dónde voy,
qué decir.

Pero sé que me encanta la luz, la nieve, el mar...
que me encanta la lluvia y las bufandas de colores.
Sé que echo de menos a todas las personas que pasan por mi vida. A todas.

Puede que viva enterrada bajo mi propia tierra.
Puede que muera antes de dejar de latir.

Pero sé que la música me hace llorar.
Que cuanto más intento olvidar, más recuerdo.

Y, como siempre, hago las cosas tarde y mal.

"Todo lo haces mal,
controla un poco, corazón"

viernes, 25 de diciembre de 2009

Sueña que sueña con ella... si en el infierno le espera

Cuando el frío muerde las botas.
Los coches pasan y pasan.
Y piensas que no hay hueco en el mundo, no para ti.

Se para alguien frente a ti;
es alto, es mayor, lleva un abrigo que le cubre entero.
Y dice, te dice:
"No estés triste, ¿eh?... por nada"

Acuden corriendo las ganas de llorar.
Agito los brazos buscando a quién agarrarme.
Veo, con lágrimas en los ojos, cómo ese total desconocido se va;
y me pregunto a dónde.

Tal vez regrese al cielo.
Porque es navidad. No, porque hace frío.

"Vive mirando una estrella,
siempre en estado de espera..."

jueves, 24 de diciembre de 2009

IceBe(rg)d


Vuelve a la cama.
Aún le espera el calor, el suyo, en su mitad del colchón.
Como una prueba de acero debe salvar la distancia entre el hueco que ella cavó en las mantas y la impecable frialdad de su ausencia.
El frío que reptó por la ventana abierta le acaricia el cuello, los pechos, las piernas, provocándole el escalofrío que la empuja a introducirse de un salto en su particular boca del lobo.

En el calor de su propio cuerpo, y en la consciencia de que su supervivencia depende de que continúe el latido de su corazón, en pos de calentar la cama que, posteriormente, la calentará a ella, siente las llagas del frío, limpias y gélidas. No es el frío que llegó por la ventana con ademanes de amante. No es el aliento de escarcha que escapa de las rendijas del suelo de madera, ni el vaho que se escapa de los muros de piedra. No, siente aún clavadas las agujas de hielo de la mitad de la cama que nadie ocupó. Tiembla y cierra los ojos.
Busca, a tientas, el teléfono al que aferrarse, para mirar cómo (siempre el mismo cuento) no se ilumina la pantalla.


Sonríe.
La muerte dulce.
Dulce como las flores del lecho de Ophelia, como la arena ardiente entregándose al mar.
Vuelve a la cama, se ha cansado de dar vueltas en su jaula.
Se enredan las espinas en sus tobillos.

martes, 22 de diciembre de 2009

Decidí



"Decidí,
aprender a hacerme yo la maleta
para poder vivir.
Hoy lloré,
se me habrá metido un poco de arena
eso no es para mí.
Me inventé
mil maneras de perder la cabeza,
es mas sencillo así.
Comprendí,
y ahora vivo en un castillo de arena,
mi reino es para ti.

Va a subir la marea
y se lo va a llevar todo."

domingo, 20 de diciembre de 2009

My illness



- Haces que te lea hasta en el trabajo... estoy enfermo.
- Haces que incluso te escriba... estoy loca.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Snow Globe


Nieva.
Me encanta que nieve.
Hace ese frío seco y cortante, de doble filo.
Y parece que el viento envuelve en una burbuja la cuidad.
Bajo el cristal la nieve flota suspendida en el aire, está por todas partes, lo cubre todo.
Cae del cielo, como las plumas de mi ejército de ángeles. La siento fría y cálida, sobre mi pelo, mis pestañas, mis manos. La beso, me besa.
Sabe que tenemos ese pacto de vida y muerte, de amor y odio. Sabe que es un año yo, un año ella, y un año las dos. Sabe que, cuando la miro desde la ventana la echo de menos, y que corro para olvidar su falta de calidez todos los días.
Como las miles de plumas de mi ejército de ángeles: llama a mi ventana. Se mueve, liviana.
Flota, flota. Está suspendida en las aguas de mi aire.
¿Lo que más me gusta?
Saber que me cuida por las noches. Saber que cierro los ojos y, al despertar, ella habrá erigido para mí un nuevo mundo, más blanco, más frío... infinitamente más bonito. Para mí.
A veces parece que la nieve se limite a dejarse caer y reposar... que la gravedad sea un invento para la gente que cree en ella.


Nieva y, ¿sabes qué? Lo único que pienso últimamente es que ojalá estuvieses aquí para verlo...
Poco a poco dejo de ver los edificios colindantes; un velo de hielo se extiende entre ellos. Creo que, si esto sigue así, acabaré fuera de esta ciudad, de este mundo, de este tiempo, y solo estaremos yo y la nieve.

Me
encanta
lanavidadme
encantanestasnavidades
felicesdiasdefríoynievepara
yukiseiytodoaquel
quesonría.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Rainbow scarf.



La vi, y desde el momento en el que sonrió a aquel chico tan popular en la clase (ya no recuerdo su nombre, nunca lo recordé) supe que debía ser mía.
Sé que suena típico. Lo es. Es aquello que se dice cuando se tiene diecisiete años y las expectativas del futuro son de un plazo de un mes, a lo sumo, si resulta haber alguna fiesta en ese tiempo.
Por lo guapa que era seguro que no fui el único que pensó que debía tenerla.
No contaré mi patética historia, ni el triste final del amor de mi vida. No merece la pena.
Éramos adolescentes, y nuestro cuento duró una eternidad, duró todo lo que duré de diecisiete años, de dieciocho, diecinueve, veinte... La verdad es que no sé cuando acabó. No importa.
A las siguientes, las que intentaron ser los amores de mi vida, las quise de verdad, pero nunca les hablé de ella. Porque, como me sucedió desde el día en que supe su nombre (ese que tanto me he esforzado en olvidar), una vez empezaba a hablar de ella, no podía parar.
Muchas dijeron que fui frío, que fui serio, que fui un hombre aislado en mí mismo, poco hablador... ¿Y qué querían que dijera? Que cada vez que veía una bufanda de colores recordaba su olor. Que cada vez que llovía podía sentir el tacto de su piel. Y que la playa me recordaba a su pelo.
No, realmente ya he olvidado todas esas cosas que uno jura recordar siempre... su voz, su risa, sus ojos... Son el recuerdo idealizado de todas y ninguna.
Y me queda el amor de un sentimiento que no ha existido sobre nadie. Y me quedan las palabras que juré a un rostro que ni siquiera puedo evocar. Juramentos de dolor que romperán el corazón y repararán muñecas rotas.
Siempre arrepintiéndome del mismo crimen.




Y no, no va por él.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

North Soul.


"Hoy quiero poner mis restos de despojos en estos lugares,
donde la primera vez, pusimos al alba a hacer malabares.
Y no he de volver a ver el sudor empañando cristales,
me sabe tan mal cuando miro hacia atrás..."


Olfateo el viento norte.

Trae recuerdos de las montañas. El pelo se inclina y les devuelve el saludo.

Se me ha olvidado qué guardé dónde.

Y, en la madriguera, respiro la tierra, insomne.


Alma del norte.




lunes, 14 de diciembre de 2009

Ruinas.


Como una libélula muriendo enterrada en la arena.
Respiro el fuego que aún se escucha en las ruinas de tus recuerdos.

Y echo de menos, pero ya no quiero.
¿Te has dado cuenta? Estoy expiando mis pecados.
Aprendiendo a tomarme [la vida] menos en serio.


Adiós esflog.
Cuando Dios cierra una puerta cierra también la ventana, para que no se escape el humo de los canutos. Y empezar a reír y reír. A flotar.

Ha sido divertido.



sábado, 12 de diciembre de 2009

Festín de cuervos.


Hoy me doy cuenta de que mi vida es una sucesión de días.
Es una de esas películas que se ven desde fuera, de esas en las que, lo más interesante, son los anuncios.
Soy consciente de ser el letargo del recuerdo. De sentir cuando no he olvidado que debo de sentir.
Recordar evocar el miedo, la alegría, el sueño, el hambre, el amor.
Porque olvido tomarme las pastillas, y olvido hacerme las preguntas.
Por eso no siento.

Y soy feliz cuando me acuerdo.
Y echo de menos cuando recuerdo.
Puedo no hacerlo.

Para mí, el sentir es un juego. Es la elección de saber y pensar aquello que me haga llorar o reír.
Y entonces, ¿por qué no es fácil abrir y cerrar el grifo?
De los deseos del pasado me queda el desierto de arena en el que recreo mis sueños.
Realidad virtual.
Oasis oníricos. Cristales bajo la arena.

Aún no controlo el pensamiento desbocado.
El resto de alientos sé reprimirlos. No si soy yo la que calla.

No, no quiero existir.
No quiero más día tras día, más estudiar, más sentir, pensar, soñar, luchar.
No le veo sentido a sufrir, ni a reír. No le veo más sentido a la existencia que el éxtasis del orgasmo de la creación. Ni el pecado, original o copypasteado, me sugiere la emoción.
De momento me entretengo esperando quien descomponga mi teoría y se alimente de mi cadáver.
Festín de cuervos, como no.


Aprender, de una vez por todas, que lo que no ha de ser, no ha de ser.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lluvia de diciembre.

Me dolía mucho el pecho; y no crean que era en una de esas versiones figuradas que, en realidad, intentan expresar el sufrimiento interior, siempre alojado junto al corazón y nunca en un pie... en una oreja...

No, me dolía el pecho como si las costillas intentasen ocultarse dentro de mí. Lo más dentro posible.
Se me habían ido las ganas hasta de respirar.
Y estaba sola. Más sola que cuando la casa estaba vacía, por supuesto.

Durante un tiempo indefinido me odié más que de costumbre... Y eso que no había comido... aún.

Fue cuando empecé a sentir que merecía algo peor que el vacío cuando levanté el brazo y abofeteé mis mejillas. Recuerdo una vez cuando era pequeña... y la anécdota de cómo dejé de desayunar.

Sentí el calor palpitante en la cara.
Comencé a llorar.
Como cuando llueve en diciembre.


Cuando acabé no me dolía la cara, pero me seguía asfixiando el pecho.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Never alone



Cuando piensas que eres único.
Y descubres que tus pensamientos también inquietan al resto...
Entonces no te sientes menos especial...

...dejas de sentirte solo.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Despertar.


Pero no es por el aire, ni por el frío, ni por el sexo...
sino porque, al despertarme, pueda abrir los ojos y ver que estás ahí.


martes, 1 de diciembre de 2009

Agua.



Enciendo el grifo y me convierto en un cadáver varado.
El vapor se desprende de mi cuerpo como la piel muerta de la serpiente.
Asciende. Va al cielo, lo sé.
Espero viendo mi cuerpo bajo el agua. Casi parece hasta hermoso.
Espero a que el agua suspendida en el espacio y tiempo llene cada partícula de mi ser, de la sala.
Hasta que se forme una nube de ésas que anegan los pulmones.
Hasta que no respire más que agua. A mí misma.
Y sienta que me falta el aire. Hasta que la sensación de asfixia de mi cerebro me provoque el placentero orgasmo del ahogado.

Espero, porque, cuando llega ese momento. Cuando sientes que estás echa de vapor de agua, cuando tu esencia se ha volatilizado y contiene el aliento en torno a ti; entonces es cuando es imposible llorar, porque no saldrán lágrimas de tus ojos.
Eres agua.
Y el agua fluye, vuela, grita, canta.
El agua nunca falla.

Cierras los ojos.
Hace tanto calor que te vas a desmayar.
Sonríes. Ya no puedes verte. Ya no puedes pensar.
Ni en errores, ni en fracasos.
Tu mayor acierto, tu nueva vida, comienza ahora.
Corpúsculos de hidrógeno suspendidos en una invisible telaraña.

Eres agua.
La de la lluvia de tormentas. La de la nieve de un domingo.
La del océano enfadado y los charcos en los que nunca te dejaron saltar.

El grifo, sobre mi piel, casi quema.
Pienso que no puede haber más bella cicatriz que la dejada por el agua.
Quema, pero sólo casi...