A veces, por las mañanas, se compraba un botellín de agua.
Aquel día no se atrevía a hablar, por si ella misma malinterpretaba los latidos de su corazón.
Y en silencio escuchó su "pum pum". Inconfundible.
Pero ¿qué decía?
Como la voz de siempre que susurra en un idioma incomprensible, y aprendemos a descifrar cada suspiro.
Así es como aprendemos a hablar de pequeños.
Yo me siento pequeñita.
Pero tengo ya el pecho lleno de papel, cartón, plástico y clavos.
1 comentario:
Eso quiere decir que tienes un pecho reciclable? Ojala que sí,
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