domingo, 9 de marzo de 2008

ni el momento, ni el lugar


A veces, simplemente, es que no es ni el momento ni el lugar...

cansada de llegar siempre tarde al baile, a tiempo para escuchar las campanadas que anuncian las doce,
de no tener vestido ni zapatos de cristal...
cansada de ver, a través de mi ventana, como se apagan las luces de la calle, poco a poco, una a una, hasta dejarme sumida en mi amada oscuridad...

como el cuento demasiado joven para poseer un principio y demasiado viejo para recordar su final

mi nombre no aparece en ningún cuento

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