
A veces, simplemente, es que no es ni el momento ni el lugar...
cansada de llegar siempre tarde al baile, a tiempo para escuchar las campanadas que anuncian las doce,
de no tener vestido ni zapatos de cristal...
cansada de ver, a través de mi ventana, como se apagan las luces de la calle, poco a poco, una a una, hasta dejarme sumida en mi amada oscuridad...
como el cuento demasiado joven para poseer un principio y demasiado viejo para recordar su final
mi nombre no aparece en ningún cuento
No hay comentarios:
Publicar un comentario