·Se le podía ver sentado en lo alto de la colina que coronaba la entrada de la aldea, casi como si se hubiese puesto ahí a propósito, para protegerla y encerrarla dentro de aquel valle.
El pelo, que había vuelto a crecer, esparciéndosele por la cara, hondeando, furioso, al viento. Como siempre.
Pero ese día había comenzado a nevar.
Nevaba por primera vez desde que nació aquel niño de pestañas blancas en la aldea. El mismo niño que murió ahogado dos días después de que Angelus cumpliera cuatro años.
Angelus recordaba la nieve, pero no a aquel niño en especial.
Horas más tarde, cuando sus labios se había agrietado, congelándose en una sonrisa azulada, regresó a su casa, con las cejas escarchadas y la ropa empapada.
Sólo volvió una vez se hubo asegurado de que la luna salía, y no lo hacía llena.·
Hold me now my frozen heart.
I'm lost in the winter sleep.
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