Jurando que no me dormiría hasta ver amanecer, y leyendo en los posos de un café con baileys que no vendrías en unos días; en mucho tiempo.
Mirando por la ventana en sentido contrario a las agujas del reloj, y desafiando la gravedad con una partida de billar colgada del techo. Patinando entre cadáveres de papel, brotando la tinta de sus poros.
Así echo de menos.
Así huele el perfume marchito en mis muñecas, tras la ducha.
A nuevo viejo. A vivo muriente. A golpes sobre las colchonetas de la piscina.
Así huele cuando llueve, y cuando vinenes; y cuando no.
Así siempre.
Como helado de fresa, y nata, y yogurth. O chocolate. En helado, en tableta, en virutas. Lacasitos y m&n's desbordándose de la bañera.
Así puedo respirar cuando se me olvida pestañear.
Y abrir la boca sin tener que decir nada.
Puedo llorar una media de treinta veces al mes. y ser feliz 28 días.
Puedo meterme dentro de la botella de cristal, y despertar de un beso al genio. Y volverme bruja por vocación. Puedo ser verde, azul o morada. Y, algunos días, blanca. Pero jamás fuego, que me arde el corazón de mimbre.
Puedo dar una oportunidad, if you want. O dos. Depende de cuan misericordioso amanezca.
Por eso estoy mirando por la ventana. Esperando al sol. Contando con los dedos de las manos, de los pies, con la lengua y la punta de las orejas.
Waiting for the sun.
Sé que no amanece a las tres, pero no me importa, sólo me gusta esperar.
Don't forget my name, and all my presents.
**Batiburrí de pensamientos.
Regla número XII
"Si una tostada te dice que sonrías, sonríe"
"Si una tostada te dice que sonrías, sonríe"
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