miércoles, 10 de diciembre de 2008

Fairy tales


La atrajo hacia sí, secuestrándola de la luz de la luna.
- Dime, ¿cómo podría odiarte?
Perdida en sus ojos ella se preguntó si aquello sería un sueño. No podía quererla alguien como él; no a ella.
Sentía su piel cálida al contacto con sus manos. Casi dolía el contacto, tanto como le dolía mirar sus ojos, y verse reflejada en tanta perfección.


Y, una vez despierta incluso, el eco de su voz resonaba en su cabeza.
"¿Cómo podría odiarte?"

Regla número XVII
"La pulpa del zumo de naranja, limón o pomelo ha de ser tratada como un igual, y respetada a pesar de su textura"

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