Revolotea tu sonrisa en mis labios.
Cómo no querer ser mejor, cómo no querer ser más, si la distancia siempre está lejos, y la luz nunca está cuando la necesitamos.
Él es de esos tipos que te hacen reconciliarte con el teléfono móvil, con las duchas nocturnas y las canciones enterradas.
De ésos pos los que sacas fotos a cada piedra del camino, por los que no duermes, por los que el cielo siempre es más bonito y nunca tan azul, y "ojalá estuvieras aquí para verlo".
Me sobran los días y me faltan los viajes.
Idas y venidas.
Esto no tiene ni nombre (ni ná)
Atrévete a decirme que no te da rabia perderte estos anocheceres, en Vitoria.
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