No es un sentido metafórico, y tampoco te refieres al ámbito sexual.
Simplemente lo sientes dentro, en tu cabeza, en tu pecho, en tu sonrisa.
Cuando te duchas puedes notar en el agua aún su sabor, a medio camino entre un abrazo y una caricia.
En la lluvia que te empapa el pelo, la ropa, puedes reconocer sus manos; diciéndote que estás loca, siendo arrastrado hacia el ojo del huracán, que nunca fue de un castaño tan profundo.
Cuando duermes su recuerdo te abraza por detrás, late su corazón en el hueco de tu almohada, y sientes ese maldito nudo en la garganta al despertar, con el sol ya bien alto (si es que sale este domingo), sola.
Y pasas las horas tirada en la cama, esperando verlo aparecer, pidiendo disculpas, inventando alguna excusa por su retraso. Quiere acariciarte el pelo hasta que te quedes dormida, y piensas en qué empleará su tiempo cuando quede inmovilizado bajo tu peso; y tu sueñas que despiertas a su lado.
Piensas en la cara que pondrá cuando lea esto, quizás le haga sonreír.
Y te lo imaginas como un bobo delante de la pantalla, con la sonrisa bailando entre los labios, en silencio, en la oscuridad.
Todo porque aún no le has dicho que te hacen ilusión sus llamadas, que te gusta sorprenderte con su voz, y pensar que formas parte de otra vida (la que si que si es la tuya) a cientos de kilómetros de distancia.
Se ilumina la pantalla. Piensa en ti.
Le sientes dentro, y lees cómo intenta regalarte todo lo que es.
Sonríes, sonríes, sonríes.
Escuchas su voz y te sientes cerca, más cerca. Tan cerca que puedas sentirlo dentro; cómo mueve los engranajes de tus miradas, cómo tensa tus labios con un beso suave, susurra tu nombre del corazón hacia fuera, para que retumben los ecos de nuestras hazañas en cada pliegue de la piel.
3 comentarios:
El escalofrío más agradable... cuando lo sientes abrazarte en la cama... pero q desgarrador cuando miras y no está... aunque lo sientas... sólo está su alma U_U
Espero que algún día esté ;)
Un besito wapa!!
y sonreir.. ten fuerte que se rompa el alma
Cuando la energía se mezcla de tal forma que olvidamos quienes somos ni el riesgo que corremos al dejar vulnerables nuestros corazones al unisono de un latido de locura.
Cuando anticipamos el sentimiento próximo a tatuar la piel de un recuerdo que a futuro dolerá o quizás sea un grato recuerdo.
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