lunes, 18 de enero de 2010

Promesas de verano.




Viene vestido de promesas de verano.
Su piel quema, es el fuego del dragón que ahora corre por sus venas.
Sonríe y al sonreír se le desborda la luz.
Y tras él deja su estela del perfume que, años después, cuando lo huelas, hará que se te encoja el corazón.

Le acaricias el pelo,
buceas en sus ojos hasta encontrar el tesoro que aún custodian sus sirenas.
Al emerger sientes el salitre en tus pestañas, en tus labios.

Viene cargado de flores submarinas,
saltan y dan volteretas sus palabras en tu memoria.
Se te agita la conciencia y comienzas a querer ser más mala que buena.
Castigados en el rincón contáis chistes de los malos,
riéndoos de las baldosas que se secan al sol.


2 comentarios:

coco dijo...

Bendito castigo, en que cárcel y carcelero se convierten en cómplice y amante. ¿Tú crees que es el síndrome de Estocolmo?

.A dijo...

al emerger sientes que debes volver a el..