Eso es que no sabes de esa sonrisa, que es tan preciosa, incluso cuando sólo es un esbozo entre sus ojos, que se te hace un nudo en la garganta.
Que no tienes ni idea de cómo su olor, ése sólo suyo, se te puede clavar en el pecho, tan profundamente que duela.
Y cómo te mira. Ella cree para siempre. Y no te da nombre, no te da alas, simplemente te roba el suelo bajo los pies.
Sé que nunca la has visto dormir, porque sino no pensarías así.
Que es tan perfecta que tiene mil fallos, y muchos secretos desagradables.
Y a veces es cruel. Y a veces es egoísta.
Canta mal, baila peor, y te seduce cuando no miras, cuando no estás.
Y es que es una profesional en el arte de envenenarte con sus labios y dejar que, lentamente, acudas a ella en busca de un antídoto o un consuelo a tu adicción.
Te vuelves un drogadicto, aunque hayas sido siempre un chico sano, de esos que rehuían incluso los más saludables vicios; ella te enferma de una manera tan cálida que extrañarás su fiebre en el lado frío de la cama.
Y sí, es una mujer, pero además es ella.
Ésa que, cuando duermas con una madre a tu lado, unos hijos que en lugar de crecer te hacen a ti más viejo y una casa que contenga toda tu existencia, aparecerá en tus sueños, décadas después, para estremecer tu alma y despertar las tormentas, para hacerte sonreír o llorar, follar. Pero será ella la que mueva tus hilos.
Aún tú no lo sabrás, porque estoy seguro de que si supieras quién es ella, si tan solo evocases su recuerdo, se te estremecería hasta el verbo. Y no tendrías valor de hablar de pronunciar siquiera su nombre por miedo a acabar así de loco.
2 comentarios:
Laa droga, el veneno, la calidez...el estremecimiento del verbo :)
Gracias por esta entrada pelirroja.
Pienso en ti más de tres veces al día ^^
A veces me gustaría ser un poco más ella y menos yo.
Pero entonces me perdería a mi misma, y es lo único que tengo =)
lindo post!
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