miércoles, 10 de septiembre de 2008

Masturbate


A veces pasa que... sin más... Algunas cosas vienen. Y otras se van.
O, por capricho de la diosa fortuna, tras haber parido cien hijos y sin haber disfrutado ni un sólo orgasmo, no vienen a secas.

Por eso, a solas, en la oscuridad de bajo-sábanas, y tras haber comprobado que nadie nos ve, que nadie nos mira, que nadie nos sabe, nos arrastramos por nuestra madriguera personal, sintiendo con la yema de los dedos el tacto frío de las sábanas. Escuchando el deslizar limpio del pelo sobre la piel. Buscando calor.
Jodiendo a la vida, jodiendo las tardes de domingo, las rutinas, jodiendo a la suerte y a las lágrimas. Jodiendose a uno mismo.
Para sentir el escalofrío que recorre la columna vertebral un instante antes de que las pestañas suspiren. Para sentir la espalda arqueada, intentando alcanzar el cielo en la pequeñez de una cama de ésas de uno noventa, de esas pensadas sólo para una cabeza, que piensa en otra, que piensa en otra. Como un juego de muñecas rusas a escala mundial.

El alma intenta escapar de los labios, pero la luz no la deja. Hace frío fuera, y el cuerpo tirita, caliente. Con esa temperatura tibia que danza entre un adjetivo y otro.
Y la mente va mas rápido de lo que están preparados para expresarse los sentimientos; formando nudos en la garganta de esos que te impiden disfrutar del desayuno, la cena y los chistes.

Y una pregunta cruza la mente una y otra y otra vez.
"Qué sientes cuando masturbas los recuerdos de un feto abortado?, Qué, cuando la brutalidad besa a la belleza, y la viola, de esa manera que sólo tiene de delito los términos? Y... entonces, qué?"

La respiración entrecortada me responde.
Pero no la entiendo, ya no.




· · ·

"- Mírame, soy tu amor, regresé.
Le sonrió, con los ojos llenitos de ayer.
No era así su cara ni su piel.
- Tú no eres quien yo espero."

1 comentario:

Ra dijo...

Me gusta...esta muy bien...