De hecho, desde que comenzó el mundial de fútbol, no he hecho más que quejarme del fanatismo de unos, de la invasión de éste.
Ni siquiera soy una de esas nacionalistas que se sienten orgullosas de su país.
Sin embargo, esta mañana, cuando me he levantado pensando en la jornada de telediarios vestidos de rojo que tenía por delante, mientras miraba a un equipo con el que no me siento para nada identificada (sí, unos hombres han ganado algo, yo no), he pensado, por un instante, en la cantidad de familias que se gritan a diario, que, por un momento, lloraron de alegría, se abrazaron.
Todas esas personas que sienten que ayer fue la noche más feliz de su vida, seguro que hay muchos.
Cuando dejó de importarnos si no hay dinero, ni trabajo. Si estamos solos o acompañados.
Por eso, cuando pongo los ojos en blanco ante la idea de que un pulpo sea el oráculo, pienso en una persona saltando, extendiendo los brazos, gritando, eufórica.
Todo por un segundo de televisión, que si la llegada a la luna fue un invento, esto también podría haber sido.
Pero míranos, qué tontos, nos hace así de felices.
PD. Leí anoche una noticia de un diario inglés en la que decía que España merecía esto; moralmente era lo mejor que podía pasarnos.
No sé si será así, pero me alegro de que tanta gente vaya a despertar con la sonrisa pintada.
Y, al final, tanta gente llorando, me hace llorar a mí.
2 comentarios:
amén
cada uno sueña con lo que quiera, cada uno se hace feliz con lo que le da la gana
quien es nadie para dar validez a las alegrías de nadie
petulantes del intelecto vendrán
La religión es el opio del pueblo decía Karl Marx, hoy es el futbol, ya lo decían en la dictadura. Pero España es campeona del Mundo y todo el mundo es feliz, se extrañan hasta los políticos separatistas en Cataluña de las banderas de España que por sus calles. La felicidad es lo que importa y hoy en España todo el mundo se siente grande, importante y FELIZ, que es lo que importa. A mi me encanta.
Un abrazo
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