Y yo sólo llevo una toalla.
Los vaqueros, la camiseta, los calcetines de colores, la piel... todo me pesaba demasiado. Por eso sólo llevo una toalla.
Estando en mitad de ese campo de fútbol que hay enfrente de mi casa se han asomado cuatro personas.
"Está loca" Han debido de pensar.
Yo saltaba y me mojaba los pies.
Miraba al cielo que se caía poco a poco sobre mí.
He contado los segundos tras el relámpago.
Eran diez.
Ni ocho, ni tres, ni trescientos tres.
Diez. Seguro que quiere decir algo.
Antes de irme a dormir, tenía pensado escribir sobre el "querer bien" o "querer mal".
Pero ha empezado a llover.
Y ahora estoy aquí, empapada, con una toalla blanca. ¿Hacía cuánto que no utilizaba una toalla blanca?
Estando debajo de la lluvia me ha importado una mierda pensar en todo lo perdido durante este año.
Una mierda si soy un 7 o un 0.
Si soy tuya o suya.
Si viene el abismo o el edén.
Ahora no, ahora tengo miedo otra vez. Me siento sola de nuevo. Y me he vuelto a mirar en el espejo.
Pero... me encantan las tres palabras que resumen todo lo que más me limpia.
Lluvia de verano.
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