viernes, 2 de julio de 2010

Aquí dentro


Me fijé en sus ojos oscuros, que casi parecían negros; en la sombra de sus pómulos, altos, orgullosos. Observé su pelo, de una mezcla entre indómito y arreglado.

Tenía las manos bonitas y la nariz perfilada, pero lo que más me gustaba era su sonrisa.
Sonreía como si no le importase tener la sonrisa más común de la tierra, como si careciese de valor alguno todo su halo de elegancia y su porte. Sonreía igual que se sonríe cuando a uno lo han pisoteado, cuando estamos a un lado del camino, cubiertos de lodo y, después de amenazar el llanto, sonreímos.
Y es la sonrisa más hermosa del mundo, la que va desnuda, de piel pálida brillando al sol, de rodillas trémulas y manos firmes.

Desnuda es tan hermosa que hace olvidar las naciones y credos, para dejarte tiritando con el rocío de la mañana, al despertar.

"Aquí dentro nunca pasa nada,
y si salgo, todo son amagos de cosas que nunca llegan a suceder"


Que no me da la gana pasar media vida buscando esa droga que tal vez no exista...

Te preguntas tanto que te olvidas de responder.
Y las respuestas se olvidan de ti.

Otro café.
No, no como sola, estoy esperando a alguien.
Otro café.

3 comentarios:

Antonio Misas dijo...

"De cuando la libélula observa su rostro en las aguas" es genial esto.
Es muy triste lo que ve, esa sonrisa "común" a pesar de todo sigue siendo una sonrisa-.
Abrazos

Yuki, Lord Nieve dijo...

/calp mi niña. /clap ^_^

Wind dijo...

casi, se puede dibujar, sin tinta ni papel, solo aire.