viernes, 3 de septiembre de 2010

Las hormonas, supongo


De vez en cuando la miraba, y apartaba la mirada; como si hubiese visto algo horrible en ella. Como si esperase encontrar algo mejor que tanta inseguridad, inestabilidad, tanta idiotez vana y simple.
Y ahí estaba ella.
No es que fuese mala, es que, simplemente, no tenía nada bueno (mejor) que ofrecerle (ni a él ni a nadie).
Y ahí estaba ella, sintiéndose estúpida por ser (haber sido) feliz -todo eso de sonreír, sentir...-.
Estúpida por vender su literatura barata, su música cacofónica y su psicología de bolsillo.
No le preocupaba en absoluto su gusto nulo -desde música hueca hasta el tema de estropearse la cara-.
No, lo que le rompía la sonrisa era creer en la estupidez infantil de tener fe absoluta en sus héroes, dragones y princesas; sentir la necesidad de compartir sus sueños, ser tan estúpida, estar tan vacía, que no tener más a que agarrarse que un puñado de letras, cuatro ideas precocinadas y una belleza hedionda de espinas.

Últimamente le preocupaba no tener nada que ofrecer, nada lo suficientemente bueno.
Suficientemente bueno.

Cuando la ilusión se esfuma, quedo yo, temblorosa, débil, pálida, húmeda, sollozando idiota...


Será que me gustaba tanto que cualquier soplo de viento estropeaba la situación.
Será que tenía la lágrima fácil, y los estrógenos por los cielos.



Y siento como si todo fuese una farsa;

un de esas mentiras de-el-momento.

Que se sienten en latidos, y se van extinguiendo.

Que debo recordar,

que sangrar no es amar.

3 comentarios:

Dilealarabia dijo...

Bendigan los dioses esos estrógenos que con desprecio mentas. Benditos sean :)

Y aunque las tres cuartas partes de culpa la tienen ellos, no les achaques toda la responsabilidad...que se pierde un poco la magia.

No estás vacía. Sólo escondiste todo lo que valía la pena dentro de ti.


(Y después de ese titánico esfuerzo, ahora has perdido el mapa para llegar de nuevo a dónde lo dejaste todo :])

Anónimo dijo...

Siempre hay cosas que ofrecer, no sólo suficientes, sino perfectas, que no nos damos cuenta de que tenemos hasta que alguien nos las saca a la luz.
No caigas en el error de pensar que no hay eso en ti. Lo hay.

.A dijo...

serán las hormonas.. por lo que volvió a mi.. o el frió.. o quizás su monótona vida..