Como cuando te despiertas cubierta de escarcha...
y no te acaricio por miedo a romperte.
Como las alas de las libélulas.
Y has de saber que no se trata así a las chicas,
que debes tocarlas como si se fuesen a desvanecer,
y has de temerlas como si fuesen el aire de la tormenta.
2 comentarios:
Me encanta el último párrafo =D
Lo tendré en cuenta. Un abrazo
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