Que parece que la cabeza te va a estallar;
y te estás rompiendo al respirar, por cientos de sitios.
Todo lo que tocaste se muere.
Y tú sigues aquí dentro encerrado, sintiendo como te vuelves frío.
Aprietas las mandíbulas con fuerza. No, no como puedas intentar imitarlo.
Con tanta fuerza que puedas mantener dentro todo lo que te golpea.
Te golpea, te golpea, te golpea.
Tanta fuerza que te duela; más que el pecho, más que las lágrimas quemando la superficie de tu cara con su sal.
Que te duela tanto que no puedas pensar en otra cosa que no sea apretar y que duela.
Morir de ese dolor. Para evitar morir del tuyo.
Que pierde el sentido el compás acelerado del corazón.
Y quedo yo, sola;
silencio y ruido,
callo y a gritos te maldigo.
Y es que se consume, se gasta, y se esparcen las cenizas.
Hasta que quede sólo yo, fría, tiritando, con las mandíbulas apretadas y las manos sucias.
Silencio y ruido.
Me miro al espejo como si me mirases tú.
Como si me pudieras ver.
Se han ido incluso los que prometieron no dejarte nunca,
esos los primeros.
Y te acuerdas de ellos.
Gritas.
Gritas.
Porque estas sola y nadie puede oírte.
Gritas.
Y luego callas.
Sólo estás esperando algo,
una bofetada,
un beso.
Cada domingo es un rencor y una promesa rota.
Cada noche un olvido.
Me quemo, de dentro a fuera.
Escapan del humo que ahoga.
3 comentarios:
yo espero un mensaje de buenas noches..
desgarra leerte...y se me viene a la cabeza unos versos de Rubén Darío...
"Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente"
Transmites muchísimas sensaciones que no me son desconocidas pero que por aguna razón no las puedo decir como tu lo haces, por eso estoy aquí. Un abrazo y Felices Fiestas!!
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