Y subimos las escaleras casi sin sentir los pisos que dejamos abajo.
Y tú abres la puerta mientras yo te cojo de la mano, tiro de ti hacia atrás.
El salón, a oscuras, dibuja la silueta de un sofá; donde la gravedad deja de existir y caemos juntos.
De esta forma no tengo que ponerme de puntillas para besarte.
Giras levantándote, sin soltar mi mano; y me haces a mí también ponerme en pie.
"Vamos, preciosa" dices.
Todo da vueltas, y no sé si me encuentro bien o mal.
Apoyo la espalda en la pared áspera del pasillo. Está fría.
Antes de darme yo cuenta, entre tropiezos y suspiros, acabo tumbada en tu cama.
Sin soltar tu mano.
Me das un beso; me tapas.
Te encuentro más tarde dormido en un sillón.
1 comentario:
Bonita mentira.
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