Elocuentes silencios.
Te miro de reojo, en esta oscuridad deslumbrada de blanco.
Hablo, y hablo, y hablo. Y sé tanto de ti que me he convertido en una desconocida.
Cómo eran ellas, que haces antes de dormir, cómo duermes y cómo no. Cosas que ni tú sabes.
Y hablo, y hablo, y hablo.
Me doy la vuelta.
Esto ha sido otra prueba; de las que te he hablado hace diez segundos.
Escucho, junto a mi oído, la vibración que te guarda la voz.
Y yo hablo, y hablo, y hablo.
Quiero que digas algo.
Pregúntame por mí.
O miénteme.
Enfádate.
Apaga todas las luces.
Hablo, y hablo, y hablo.
Porque cuando me calle; y tú guardes elocuentes silencios, agradeceré estar a oscuras para que no me veas llorar más.
El miedo que me da pensar estas cosas.
Verlas.
2 comentarios:
a veces te preguntas el por qué de los silencios, a veces no son justos, besotesss
Me parece que si el silencio no es ausencia es porque los amantes prefieren amarse antes que hablar
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