martes, 7 de diciembre de 2010

Hablo, y hablo, y hablo



Elocuentes silencios.
Te miro de reojo, en esta oscuridad deslumbrada de blanco.
Hablo, y hablo, y hablo. Y sé tanto de ti que me he convertido en una desconocida.
Cómo eran ellas, que haces antes de dormir, cómo duermes y cómo no. Cosas que ni tú sabes.

Y hablo, y hablo, y hablo.
Me doy la vuelta.
Esto ha sido otra prueba; de las que te he hablado hace diez segundos.
Escucho, junto a mi oído, la vibración que te guarda la voz.
Y yo hablo, y hablo, y hablo.

Quiero que digas algo.
Pregúntame por mí.
O miénteme.
Enfádate.
Apaga todas las luces.

Hablo, y hablo, y hablo.
Porque cuando me calle; y tú guardes elocuentes silencios, agradeceré estar a oscuras para que no me veas llorar más.

El miedo que me da pensar estas cosas.
Verlas.

2 comentarios:

lil dijo...

a veces te preguntas el por qué de los silencios, a veces no son justos, besotesss

El Drac dijo...

Me parece que si el silencio no es ausencia es porque los amantes prefieren amarse antes que hablar