jueves, 12 de diciembre de 2013

A través de la piel

Dicen que mirar a las estrellas es mirar al pasado. Será que todos estamos ahí, anclados, prendados, pidiendo deseos a los que ya se fueron; hasta que alguien pasa a rescatarnos. Nos toman de la mano. Dejamos atrás las luces de los muertos y empezamos a dejar de ser uno de ellos. Yo, yo no sé que habría hecho sin ti, si lo único que sabía era hundirme en las aguas negras y frías de uno mismo.
Y sé que no te gusta verme triste, pero entiende que a veces esté así, porque quiero demostrarte lo que siento, porque quiero que te alcance mi voz; y casi nunca sé cómo hacerlo.
Antes de que despiertes siempre tengo un millón de palabras que decirte, y todas hablan de esa luz que tienes, y todos ven, y todos beben, menos tú. Luego abres los ojos y me pierdo en tu verde, en tu campo abierto de por las mañanas. Y es que contigo es tan fácil que la vida fluya, que se me para el corazón cuando te veo a ti quieto. A tu contracorriente de siempre sé lo duro que te debe de resultar tener compañía en esas guerras silenciosas que yo solo intuyo cuando ya pasaron y vuelves a mí, con el pecho abierto y la sonrisa cansada. Sé lo duro que fue dejarme entrar, y lo duro que es para ti perdonar(te). Y quiero decirte lo que siento, para que no volvamos a mirar al cielo nunca más, para que puedas tener la paz que yo llevo dentro, que tú me diste. Porque no es fácil encontrar algo así; la fórmula para no tener frío nunca más. Y si supieses lo que veo yo no volvería a dolerte mirar las estrellas. Por eso pienso que habría hecho yo sin ti, bajo un cielo oscuro y hambriento, y corro a buscarte; 
y te cojo de la mano, aunque ya sé que no te gusta. En silencio. Solo me quedo ahí, esperando, creyendo, como la idiota que soy, que si me falla la voz, a lo mejor, puedes sentir cómo te quiero, solo a través de la piel.


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