Arrancarme las entrañas
y arrojárselas al dios helado
que guarda los pies de mi cama.
Hurgarse las heridas.
Volver a casa siempre será
volver a casa.
Retomar viejas costumbres,
ahogarse en las mismas
aguas.
A veces, me voy perdiendo,
si me sueltan la mano.
Me traga este mar denso
y oscuro.
Estoy sola y perdida.
Siempre que vuelvo,
estoy sola y perdida,
y perdiendo.
Me encaramo al sofá,
porque todo el suelo es lava.
Me quedo quieta, quieta,
para que sepan todos
dónde me pueden encontrar.
Porque es esta ciudad,
o sus historias,
o estar tan lejos,
de donde quiero estar.
Y al final da igual.
Porque volver a casa siempre será
volver.
Y yo solo quería no tener que dormir
en el lecho de lágrimas y
el pecho de espinas
de la niña que se marchó de casa
pero al parecer
nunca se fue.
2 comentarios:
No todo el mundo tiene la capacidad de enterrarse bajo el agua.
Te escribo desde mi propia temperatura.
¿Te importaría dejar de stalkear y comentar a mi novia en este blog o tengo que hacer pública tu IP y tu dirección y romperte los dientes cuando te vea?
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