La luz de los domingos de invierno
es como miel entre el hielo.
Que se queda pegada a las manos
y al pelo.
Luz que dura toda la semana.
Es diciembre un animal hambriento
y estamos en sus tripas
pasando el tiempo,
celebrando fiestas para no morir
de frío.
Tenemos el corazón cerca y lejos.
Tenemos estos meses a la espalda
que pasaron rápido y
será quizás que morimos.
Que quizás obtuvimos el perdón,
y estamos en el cielo.
O quizás seguimos encerrados
en el cuento.
Despertar los mediodías y
dormirse en las madrugadas.
Es nuestro plan de invierno,
de hibernación.
Estamos haciendo más
que sobrevivir.
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