lunes, 3 de noviembre de 2008

Can't stand the light

Verás, cuando empiezo a pensar se derraman las ideas y palabras por la parte superior de mi cabeza, y se inunda la habitación hasta que acabo respirando de mí, y termino asfixiada por todo cuanto me intoxicaba.
Es entonces cuando me enfado. Y empiezan -de nuevo- las ganas de llorar, y las pocas ganas de clasificar estas lágrimas. Es entonces cuando comprendo que cada día se me hace un poquito más difícil vivir conmigo misma y un poquito más fácil el huir.
Y duermo para no tener que ser. Y subo el volumen de las mismas canciones de siempre tan alto que parezca que la música me va a devorar.
Porque entiendo con horror que vuelvo a llegar tarde; cuando todos están ya cansados. Cuando el tiempo de los días soleados ha pasado, y yo me he perdido la sensación de las sábanas secándose al sol.
Porque tú no tienes ni ganas ni fuerza para intentar detener la lluvia; y yo regreso siempre con una pulmonía y sin ninguna mariquita que enseñarte.
Eso es llegar tarde. Llegar cuando hace frío y la enfermedad ha dejado cicatriz.
Es llegar tras haber vivido, y desconfiado.
Y ahora yo no soy nadie para tapar heridas, porque apenas puedo curarme de mi hipocondría.

*Día de esos de bajo-sábanas, con las oreja agachadas, los ojos cerrados, para ver si así dejo de oír, y rezando en silencio para no pensar. No pensar que me declaré atea en un golpe de suerte. No pensar que notengo nada que dar. No pensar que pronto dejaré de disimular, y todos se darán cuenta*


Regla número LVIII
"Nunca le demuestres a esa persona lo realmente importante que es para ti, no vaya a ser que se asuste"

- Se puede saber qué coño te pasa?
- Nada, es que hace demasiada luz... y entonces te das cuenta de que lloro.

Y los dedos palpan de vez en cuando, para asegurarse de que, en la oscuridad, no hago ese otro tipo de trampas: el de llorar cuando no me ves.

Ojalá pudiese hacer más.

1 comentario:

Ilitia dijo...

Me encanta!! Simplemente ^^