Pero resto con los dedos.
Por eso están contados los minutos;
que cuando llego a veinte, me pierdo.
Ya deberías intuir que, cuando hablo finjo,
y cuando no digo nada, es porque estoy contando.
Deberías ser consciente de que nunca pierdo a cabezonería.
De que rompo las normas, y te miro.
Para observar tu reacción, y tirar de ti,
hasta que te rompas tú.
Y repararte a besos.
Deberías haber aprendido que el mundo gira según yo quiera,
y que esas leyes universales son irrevocables.
Que siempre andos tres pasos por delante,
para tener tiempo de levantarme al caer.
Y jurar que no he tropezado, que no me ha dolido.
Que no he llorado.
Aprende[me] que todo lo que digo está trucado,
que las verdades son falsas,
y mis mentiras siempre tienen relente de verdad.
Has de saber que, a veces, cuando te miro, a veces me entran ganas de llorar.
Y no me quedan dedos para contarte que no son lágrimas de las que duelen.
Que sé hablar con las margaritas y cantar sola,
invocando a la tormenta.
Y si tiemblo con la música, es que me recuerda a ti.
Y no a la inversa.
Que soy feliz, desde que los segundos que cuento,
son los que faltan para que llegues tú.
- Es curiosa la mala memoria que tenemos para unas cosas... y no para otras.
- No sé de qué me hablas.
Regla número VIII
"Cuando una chica dice "me da igual", significa que le importa... y mucho"
1 comentario:
cuando una mujer dice que todo va bien, algo va mal.
cuando una mujer dice que algo va mal es que todo, TODO va mal.
pero tu siempre vas tres pasos por delante ;)
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