jueves, 20 de noviembre de 2008
Lost in the sin
Esclavos del pecado. De los ojos verdes de la lujuria.
De las camas redondas y las sábanas de raso, rojas, siempre rojas.
De los suspiros, de las mantas tibias y los abrazos húmedos.
Esclavos de las nubes de tormenta y de la piel contra la piel.
De pies fríos y manos sudando.
Esclavos del placer y la ira.
De las lágrimas y las cosquillas.
Admítelo, eres esclavo.
Esclavo de cada día que amanece y cada vez que recuerdas su olor, su pelo.
Esclavo en sueños de sus sonrisas y esclavo de sus promesas,
siempre rotas.
Como el castigo divino, o el vendaval, o un condón pinchado.
Por haber sido esclavo de cualquiera de tus pecados.
Por haberla querido.
Por haberla jurado.
Por recordar cada segundo que pasaste esclavo de los pecados, fundiéndote en su carne.
- ¿Cómo coño se pone eso?
- Así.
[maniobras]
- Ah...
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Susurros que vuelan más alto que las libélulas
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1 comentario:
muchas veces nos convertimos en esclavos d esa persona a la cual amamos .....
un saludo!
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