martes, 2 de noviembre de 2010

Rest


De que te duela la cara de cerrar con fuerza los ojos.
Y que tus lágrimas sean dos senderos cálidos sobre las mejillas.
Y eso de enfadarse con todo el mundo.
Porque nunca te ha gustado que se sepa la verdad.
O que no te consuelen con mentiras.

Has gastado más vidas de las que tienes, y empiezas a replantearte el deseo de la inmortalidad.
Porque cuando cuentas, tiemblas.
Tampoco te gustaron nunca las matemáticas.
Cuentas.
Que no necesitas del sol.
Que no echas de menos.
Que vives bien sola.
Que no hace falta más que amor del callado para cultivar.

Cuentas, y nunca se te desenredan las dudas.
Y eso que los números, que son estadística pura, dicen que nos tranquilizan.
Pues ya ves que no.
Que tranquilicen a otro, a mí pueden arrancarme directamente el corazón.

Y es que ojalá no lo tuviera.
Que sólo me preocuparía de tener más droga.
Y menos de esto que sobra, de aquello que falta y cómo mantenerte en el precario equilibrio que te hace parecer un ángel.

Cierras los ojos, con fuerza.
Cuando las lágrimas dejan de brotar sus huellas se vuelven frías.

- Dicen por aquí que en días como hoy quieres morirte.
- No, morirme no, desaparecer.


3 comentarios:

.A dijo...

hago chas..
y desaparezco..

Wind dijo...

Pero lo tienes, y desaparecer sería dar la espalda al trémulo equilibrio de lentillas empañadas. Estabilizalo, o cae tu antes, pero no desaparezcas, las huellas en caída son aún mas frías.

LionQueen dijo...

Que me consuelen con mentiras...
eso ya no consuela...