y no me importan las heridas autoinflingidas
(propias o ajenas)
No queda más que fuego,
del cuerpo que intentaste derrumbar
con perfectos protocolos
No queda más que fuego.
No soy culpable,
y si lo soy,
matadlos a todos,
que Dios reconocerá a los suyos.
y si lo soy,
no será una culpa que lacere.
Y si soy oscura,
porque es inevitable serlo,
disfrutaré esa oscuridad haciéndola bella.
Que somos así, con nuestros más
y nuestros menos,
pero ni malos ni buenos,
podrás juzgar, pero no castigar.
No voy a llorar (otra vez)
por pechos heridos
que me señalan con el dedo.
Porque si pudiesen
me arrancarían la piel
y se harían con ella su coraza.
Es una guerra,
por supuesto.
Y, si te mueres queriendo matarme,
te habrás quedado atrás,
pero no temas,
arrastraré tu cadáver
en el recuerdo.
No, no estamos sobre la tierra,
con nuestra mortalidad,
para sufrir, ni para herir.
Estamos para vivir,
con daños colaterales
(propios y ajenos).
Si volvemos a ser niños
y dejamos las armas,
ven y hagamos algo bello,
magia sobre amaneceres...
...si no, ten presente
que estoy hecha de fuego.
que estoy hecha de fuego.
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