viernes, 22 de marzo de 2013

Ícaro

Cómo explicar lo inefable,
lo intangible,
el vano fantasma de niebla y luz.

Que añoro las alas
y añoro cuando no éramos más que soñadores,
ahogándose en el mar,
juntos,
cogidos de la mano,
porque no sé si ese día nadaré.

Quiero un abrazo,
un sentimiento profundo,
hasta el corazón,
hasta el sol.

Y en el fondo de la boca
siento que eso no existe
¿y entonces por qué tanta fuerza
en el creer?
¿por qué veo la magia
en cada parpadeante farola?

Me siento más allá de mi cuerpo,
de mis labios,
de mi aroma.
Más allá.
Me siento fracasada,
corrupta,
envenenada.

Y así de rota, de vacía,
reivindico mi derecho a sonreír;
quiero que me cojan en brazos.
Ser única,
ser un dios.

Es algo así,
este nudo,
esta necesidad.
Quiero luz,
abrazos,
ser mejor.

Quiero el presente
más que el futuro.

Y quiero morirme
y dejar este cuerpo
para no tener que vivir
una nueva derrota.


Que me trague el sol
y mi imagen permanezca
en la memoria,
incorrupta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La sonrisa es el escudo que nos protege de la cruda realidad que lastima el alma, algunos aprenden a transformarla en ironia...

Pues al fin, eso es la vida una ironia de eventos.