Es fuego, quema por fuera, la piel, los labios, las pestañas. Todo arde, de la torre al pelo, todo arde. Y corremos ardiendo, con nuestro estandarte, inflamando corazones, inflamando pantalones.
Todo arde, estamos quemando las cenizas de este mundo dormido, para despertarlo y crearlo de nuevo. Mejor.
Por dentro todo es hielo, de la lengua a las entrañas, hasta el tiempo. Lo hemos congelado todo, y arde como solo el hielo puede arder. De boca en boca. No queda nada en movimiento fuera de este fuego que traemos. Estabais congelados y os hemos prendido fuego, sacándoos del ensueño de los cien años; antes de que seamos viejos.
Porque nunca seremos tan bellos como ahora, con nuestra juventud, nuestras llamas, congelando lo que había. Los latidos, congelados. No pestañeas, no lates, no respiras. El frío te ha robado el aliento, te ha dejado sin vida, sin movimiento. Y te quemamos. Arde la piel, brilla, te lame el calor... pero por dentro no tienes más que invasiones bárbaras, del norte, que congelan todo lo anterior a ellas. Te impiden el movimiento; te atan y te hacen el amor, mientras te quemas y te hielas.
Quieren romperte en dos, hacer de ti un ente de fuego y uno de hielo, ambos abrasados hasta los cimientos. Y con esas dos mitades hacer un nuevo mundo, más lleno, más hermoso.
Sientes las brasas, el calor del cuerpo, la necesidad del contacto, del roce, del beso.
Sientes las brasas, el frío, la invasión... todo queda suspendido, hibernando... no hay más que el hielo abrazando cada esquina vacía y oscura, quemándola. Verás cuando llegue la primavera y lo derrita todo.
Así están hechos los dragones, porque una vez les besó una doncella. Y desde entonces escupen fuego y les quema el hielo de las entrañas. Ella fue el invierno más cálido del mundo.
1 comentario:
Sigamos ardiendo hasta que el tiempo y el espacio queden congelados... Y sin embargo nos moveremos.
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