miércoles, 30 de abril de 2008
Lo siento [un poco]
Quise colarme a discretos empujones porque no era la primera en tu fila.
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Quise preguntarte el porqué, y quise que tu quisieras contármelo.
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Pero hoy... hoy he despertado sabiendo de nuevo que tú, caprichoso como el sol, me nublarías los sentidos.
Y me he preparado para no esperarte.
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No ha servido de nada.
Pero me entrego a una tregua con tus recuerdos... No te soñaré hoy.
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Mañana prometo pensarte silenciosa, como siempre.
Y soltar mis perros hambrientos de amaneceres y cazar furtivamente tus sonrisas y miradas, que no tienen nada que decirme, pero que tanto me gusta interpretar para sentirte un segundo.
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Ésos son los momentos en lo que uno se siente vivo. El leve lapso de tiempo antes del espasmo de la verdad. Ese vacío temporal en el que, en un instante, recreo toda una vida con tu olor en un cuento.
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No, no es suficiente.
. Y no consigue no robarme las lágrimas.
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No, no puedo vivir de eso... pero, al menos sí puedo alimentar de migajas nuestros [discúlpame, mis] sueños.
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cito textualmente a un gran sabio que supo que no sabía nada más que una modestia que caracteriza a todo genio:
"En fin. Creo k tendria k decir varias cosas mas. Pero simplemente no sabria como hacerlo."
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
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1 comentario:
y tras los aplausos, se puso el sombrero y se alejo. su mente seguia en el teatro, intentando recordar y memorizar todas y cada una de las palabras escuchadas. aquella noche, tendria mucho con lo que soñar.
una vez más,gracias.
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