jueves, 4 de febrero de 2010

Muerte o gloria.

Por mucho que mirase en su bola de cristal el futuro no se mostraba más presente (más de lo presente que se vuelve el futuro cuando uno deja pasar el tiempo, quiero decir).
Tenía la certeza de aquel que sabe que cuando todos nos hayamos ido las hojas seguirán cayendo, las tormentas continuarán azotando las erizadas crestas de espuma del mar, y los niños nacerán mientras los viejos mueren. No obstante le gustaba pensar que, aquello aceptado como norma general, a veces podía volverse del revés... y quizás cuando ella desapareciese el mundo sería incapaz de mantenerse a flote, y terminaría por hundirse en las gélidas y oscuras aguas de aquel cielo nocturno salpicado de estrellas.
En torno a ella las paredes de piedra y sangre flanqueaban su camino. "Hacia la muerte o la gloria" había gritado aquel caballero antes de dejarla atrás. No tenía noticias de él, y tanto podía ser por un motivo como por otro. Y tal vez ambas cosas.
Ocultó la bola dentro de uno de los pliegues de sus mangas y continuó avanzando a tientas a través de aquel húmedo pasadizo.
El viento helado, el cielo grisáceo, cenizo, la tierra empapada y el fulgor de la batalla la deslumbraron durante un instante.
Muerte o gloria.
Y tal vez ambas cosas.

3 comentarios:

hanakotoba dijo...

He estado pensando por un tiempo, ¿realmente buscas una respuesta, la llegada de alguien, o simplemente estás esperándote en silencio?

La bola de cristal a veces se me escapa de las manos, es horrible, es como si pensara que algo va a cambiar. Sabes, porque no hay nada que te diga que va a pasar y puedes quedarte esperando a que algo cambie. Qué es preferible?

prometeo dijo...

...muerte o gloria...
O derrota y humillación. Es más humano. Déjemos a los titanes y semidioses salvaguardarse del olvido. Que sean ellos quienes escriban la historia. No nosotros. A nosotros nos toca vivir nuestra vida. Nuestra mortal vida. No somos héroes, no lo seremos, y probaremos una y mil veces el amargo sabor de la derrota tras ser vencidos sin ser sacrificados, y el agrio sabor que tiene el orgullo cuando es tragado sin apenas masticarlo. Que sean los héroes de antiguas leyendas los que truecan vida por ideales. Yo no. Cobardemente huiré de un campo de batalla jamás buscado ante un enemigo nunca elegido.

MAG dijo...

a veces así son los caminos...inseguros inciertos; pero, si luchamos con el corazón...siempre ganaremos la batalla

besos