Y es que el hombre de a pie es ahora un sabio, de esos que hablan de guerras y de hambre, de política y sentimientos como si fueran los temas que le mostrarán al resto del mundo que tú eres diferente. Y no sientes calor cuando una niña con aires de prostituta, de esas que mueren jóvenes y siguen caminando toda la vida, se agacha a recoger algo que, casualmente se ha caído mientras tú pasabas por allí; y su falda, siempre demasiado corta, deja ver más de lo políticamente correcto. Que tú sonríes, pero jamás te ríes, porque el dolor te acompaña, porque, amigo, la vida es dura, y eso, sólo un sabio lo sabe. Uno de ésos que puede encontrar su desgracia debajo de las piedras. Que un sabio sin desgracia es como un hada sin varita.
Diferente. Es eso lo que cuenta.
Fingir un pudor del que carecemos. Negar nuestros errores hasta que olvidemos cómo hablar. Aprender por aprender, amar por amar, sentir por sentir. Porque es lo que toca si queremos ser de esa gente especial que florece en cada esquina, a puñados, sintiéndose únicos.
Y después no toca ser diferente, toca volar y elevarse sobre todas las demás cabezas diferentes.
Y, entonces, no se folla, se hace el amor. Y a la mujer se la ama, al hombre se le respeta y al hijo se le quiere, se le educa, para que sea diferente, y destaque, como sus progenitores. Para que sea un jodido sabio, ignorante de tanto que creyó saber. Olvidando nuestros orígenes. Olvidando la intuición y los sueños. Olvidando mirar a la luna y rezar a las estrellas fugaces. Porque, señores, hoy en día no hay tiempo para eso.
Y los sabios, son sepultados por cemento. El cemento de las prisas que nos mete la muerte para lograr ser algo antes de que llegue nuestra hora del olvido.
- Pero yo he robado todos los cuentos.
Y esta vez tú no tienes voz... ni voto.
"Una de Sabios, así, con mayúsculas"
2 comentarios:
Cuánta razón...hay tantas personas que hablan de cosas que ni siquiera entienden sólo por apariencias...
solo sé que el saber me quita la razón.
;)
Publicar un comentario